Tenga a bien entender; si es contradictorio es Argentino.
Este estudio paralelo ( e pipe do y re) pone a prueba las contradicciones en los usos y significados de determinadas palabras, las cuales han sabido utilizar -tanto en sus producciones como bajo su piel- grandes artistas nacionales internacionalmente reconocidos.
El eje de la cuestión es evidenciar los desplazamientos en las acepciones de los términos que nos convocan. A decir: "Piantado" ("piantao" para el cantor) y "loco". No se detendrá este estudio en la locura generalizada, locura entendida, en este caso, bajo la acepción de "loco" para Julio Cortázar, diferenciación que al cabo de este brevísimo estudio (certificado por un piantado, en su acepción generalizada) podrán comprender. Y digo bien, no se detendrá este estudio porque pasará de largo, ya sea que el semáforo nos de tres luces celestes o una roja.
En la letra del tango " Balada para un loco", Horacio Ferrer hace uso indistinto del término loco y piantado (piantao) en tanto que Julio Cortázar realiza una clara diferenciación entre lo que es un loco y un piantado.
A continuación el detalle de las pruebas:
" La palabra piantado es una de las contribuciones culturales del Río de la Plata. Los lectores al norte del paralelo 32 tomarán nota de que viene de 'piantare', en italiano mandarse mudar, acepción ilustrada por un rotundo tango donde también se oye el ruido de rotas cadenas: Pianté de la noria... ¡se fue mi mujer!
Nótese que el que se va está ido, voz que castizamente significa chiflado; al importar e imponer a los piantados en detrimento de los idos, reiteramos los argentinos una de nuestras más caras aspiraciones que, como todo el mundo sabe, consiste en sustituir una palabra española por otra italiana siempre que sea posible, y sobre todo si no lo es. Yo, por ejemplo, de muy chico era un ido, pero hacia los doce años alguien me trató de piantado y la familia adoptó el neologismo con arreglo al sano principio precedente. Desde luego el interior del país está menos expuesto a estas sustituciones terminológicas, y es justo decir que si la capital se enorgullece de un meritorio porcentaje de piantados, en cambio nuestras provincias continúan repletas de idos; la querella lingüística no tiene importancia frente a la esperanza de que la suma de idos y piantados alcance algún día a contrarrestar la influencia de los cuerdos, con los cuales nos está yendo hasta ahora como usted sabe.
La diferencia entre un loco y un piantado está en que el loco tiende a creerse cuerdo mientras que el piantado, sin reflexionar sistemáticamente en la cosa, siente que los cuerdos son demasiado almácigo simétrico y reloj suizo, el dos después del uno y antes del tres, con lo cual sin abrir juicio, porque un piantado no es nunca un bien pensante o una buena conciencia o un juez de turno, ese sujeto continúa su camino por abajo de la vereda y más bien a contrapelo, y así sucede que mientras todo el mundo frena el auto cuando ve la luz roja, él aprieta el acelerador y Dios te libre.
Para entender a un loco conviene ser psiquiatra, aunque nunca alcanza; para entender a un piantado basta con el sentido del humor.
Todo piantado es cronopio, es decir que el humor reemplaza gran parte de esas facultades mentales que hacen el orgullo de un prof o un doc, cuya sola salida en caso de que les fallen es la locura, mientras que ser piantado no es ninguna salida sino una llegada."
Nótese que el que se va está ido, voz que castizamente significa chiflado; al importar e imponer a los piantados en detrimento de los idos, reiteramos los argentinos una de nuestras más caras aspiraciones que, como todo el mundo sabe, consiste en sustituir una palabra española por otra italiana siempre que sea posible, y sobre todo si no lo es. Yo, por ejemplo, de muy chico era un ido, pero hacia los doce años alguien me trató de piantado y la familia adoptó el neologismo con arreglo al sano principio precedente. Desde luego el interior del país está menos expuesto a estas sustituciones terminológicas, y es justo decir que si la capital se enorgullece de un meritorio porcentaje de piantados, en cambio nuestras provincias continúan repletas de idos; la querella lingüística no tiene importancia frente a la esperanza de que la suma de idos y piantados alcance algún día a contrarrestar la influencia de los cuerdos, con los cuales nos está yendo hasta ahora como usted sabe.
La diferencia entre un loco y un piantado está en que el loco tiende a creerse cuerdo mientras que el piantado, sin reflexionar sistemáticamente en la cosa, siente que los cuerdos son demasiado almácigo simétrico y reloj suizo, el dos después del uno y antes del tres, con lo cual sin abrir juicio, porque un piantado no es nunca un bien pensante o una buena conciencia o un juez de turno, ese sujeto continúa su camino por abajo de la vereda y más bien a contrapelo, y así sucede que mientras todo el mundo frena el auto cuando ve la luz roja, él aprieta el acelerador y Dios te libre.
Para entender a un loco conviene ser psiquiatra, aunque nunca alcanza; para entender a un piantado basta con el sentido del humor.
Todo piantado es cronopio, es decir que el humor reemplaza gran parte de esas facultades mentales que hacen el orgullo de un prof o un doc, cuya sola salida en caso de que les fallen es la locura, mientras que ser piantado no es ninguna salida sino una llegada."
Fragmento del libro "La vuelta al día en ochenta mundos" de Julio Cortázar págs. 181-182
Conclusiones generales:
Este estudio contradictorio, en tanto que argentino, concluye que si bien el tango "Balada para un loco" es tomado como una de las canciones más representativas de Buenos Aires y fue compuesto musicalmente por Astor Piazzolla, la letra que lo compone no hace diferenciación entre piantado y loco, dando un claro indicio de que Horacio Ferrer no era tan argentino (contradictorio) como su tango -al que todos identifican como argentino, sin embargo, en este caso, su contradicción no se refiere al término en cuestión sino a la procedencia del compositor de la letra -, ya que por cierto, Horacio Ferrer era Uruguayo, por ello en su tema no da cuenta de la diferenciación que un argentino si puede diferenciar claramente.
Aclaraciones finales: No seré yo quien vaya a dar un jucio en favor o en contra de determinada acepción. En todo caso, a las claras (y coloridas), estos Maestros dan crédito no sólo de las contradicciones habituales por estos territorios, sino del abrazo generalizado de las contingencias y sustituciones del lenguaje, hacia la consolidación de los piantados, piantaos y/o locos (según Ferrer) y de los idos que hacen del buen humor una forma de vida.
En lo personal la acepción que me atañe es la de Ida, por procedencia, aunque siempre vuelvo y para llegar parto. Pero eso quedará para otra entrada.
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